sábado, 6 de febrero de 2010

Los sin techo, ocupantes del poder popular

Al lado de mi casa, yo no tenía idea, resulta ser hay un hotel que lleva más de quince años abandonado. Así que una noche llegaron unas familias y sin avisar ni pedir permiso a nadie se instalaron a vivir ahí. Eso, por supuesto, causó gran revuelo entre mis vecinos, quienes convocaron inmediatamente a una reunión con carácter urgente. Solo por curiosidad decidí asistir, previa visita a los nuevos moradores para saber quienes eran y porque habían irrumpido de esa manera en una propiedad privada. Para mi tranquilad son los compañeros de una organización que se llama ¨Los Sin Techo¨, me explicaron que no quieren molestar a nadie, que no son violentos, que hablaron con la gente del Consejo Comunal, con la Alcaldía y que están planificando hacer unas mejoras en la cuadra, el muchacho que cuidaba la puerta me aclaró que no hay drogadictos ni ladrones.

Una de las principales problemáticas caraqueñas es la crisis de vivienda. La urbe está colapsada, los pobres emigraron desde el campo en los años de la bonanza petrolera; expulsados del casco urbano, se fueron a vivir a los a los cerros que rodean la ciudad. Destacados arquitectos, se las ingeniaron para construir sus hogares y dibujaron el paisaje que caracteriza a esta capital caribeña. Cuarenta años de desidia y desasistencia gubernamental, empujaron al ochenta por ciento de la población a vivir en la pobreza, hacinados en estos barrios gigantescos, sin planificación, ni servicios de ningún tipo se encuentran actualmente en constante riesgo de derrumbe.
Esto trajo aparejado otro fenómeno, el de las invasiones u ocupaciones, que parecen lo mismo pero no lo son. Las invasiones se caracterizan por ser violentas, armadas, hay ladrones, vendedores de droga, bastante gente necesitada y muchos más que lucran con esos espacios. Las ocupaciones, en cambio son llevadas a cabo por organizaciones sociales, investigan espacios que estén abandonados, realizan censos en los barrios que están en situación de riesgo, organizan a la gente y proceden a ocupar esas propiedades. Una vez allí, comienzan a presionar a la Alcaldía correspondiente para que proceda a expropiar el inmueble y les otorgue los derechos de propiedad, en paralelo realizan mejoras en la comunidad, pintan, asean la zona, coordinan jornadas de salud y actividades culturales.

La reunión del Edificio comenzó bastante puntual, pude reconocer a una señora que pertenece al Consejo Comunal, a una vieja gorda portuguesa que cuando me cruza en el asesor me mira como si yo fuera un bicho raro, un griego que vive al lado de mi casa. Una doña que vive en el tercer piso, una pareja del quinto, un muchacho joven que no pude identificar y algunos otros y otras que no había visto jamás.
- Vamos a buscar a un abogado- propuso enérgicamente uno de los vecinos
- ¿Y para qué?- le repliqué- ellos no están ocupando ésta propiedad.
- Pero mi ventana da a su techo, si se quieren meter no tienen más que poner una escalera- dijo la doña del piso tres con cara de espanto.
Intente explicarles que sólo ocupan propiedades vacías, que tienen muchos años desabitadas, que no tienen donde más vivir.
- ¿Y tu cómo sabes eso?- me preguntó un coro de voces
- Porque hablé con ellos
-¿En serio?
-¿Si? Tú si eres loca chica ¡mira si te secuestran!
- ¿Y qué te dijeron?
- ¿Cómo son?
-¡Son gente!- les respondí indignada- gente como ustedes y como yo …
- ¡Malandros!- dijo la portuguesa.
-No me pareció señora- objeté.
-Yo ver uno que tener un celular carísimo, ese no tener necesidad ¡Yo trabajar para tener casa, ellos no trabajar, ellos malandros, ladrones ¡usurpadores! ¡usurpadores!-Gritaba furiosa mientras golpeaba su bastón contra el suelo.
Su intervención enardeció los ánimos de los que todavía estaban indecisos.
-Por favor señora, ellos no se metieron en su casa ¡están ocupando ese hotel que lleva quince años abandonado!- argumenté tratando de llevar agua para mi molino
-Ahora estos terrenos se van a desvalorizar con esa gente ahí- lanzó la señora que (no podía creer esto) ¡era la del consejo comunal!
La miré atónita y con cara de espanto, cuanto entré a la reunión supuse, ingenuamente, que ella defendería como yo, una expresión de poder popular como la que se estaba llevando a cabo en nuestra comunidad…

- Yo ví un poco de gente vestida de rojo- comentó el del quinto.
- Es probable- le dije con ironía- son una organización social.
- ¿Y tu cómo sabes?- Preguntó nuevamente el coro de voces.
- ¡Porque hablé con ellos! ¿No les acabo de decir?
- Seguro que son malandros
- ¡Que no! ¡Son una organización!
- Bueno, pero chavistas sí son, que es casi lo mismo- dijo burlonamente la señora del tercero.
Busqué con los ojos a la camarada del consejo comunal, porque ella también es chavista, pero ya se había ido…
- ¿A dónde vamos a llegar con este gobierno? Maldito Chávez. Uno trabaja todo el día y él solo le regala el dinero de nuestro petróleo a esos marginales y a esos cubanos desgraciados.
- Disculpe, pero me parece que Chavez no tiene nada que ver- dije tratando de contener un ataque de ira- me parece mejor que discutamos como vamos a afrontar esta situación, creo que es mejor dialogar con los compañeros y…
- ¿Dialogar? Seguro nos roban o nos caen a tiros.
- Por favor no son violentos.
- ¿Y tú cómo sabes? me increpó nuevamente el coro de voces.
- ¡Porque hablé con ellos!
- ¿Si?
- ¿Y cómo son?
Ante esta pregunta entendí lo absurdo que era seguir allí y me fui al lado, donde estaba la señora del consejo comunal conversando alegremente con los camaradas de la ocupación…

Guillermina Soria

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