jueves, 21 de febrero de 2013

Del amor


Artículo publicado en el Correo del Orinoco 19-02-2013

Del amor estamos hablando,
por amor estamos haciendo,
por amor se está hasta matando
para por amor seguir trabajando.
(Silvio Rodriguez)

Guillermina Soria
Jacobo Alba

¿Qué queremos decir cuando hablamos del amor?

Los conceptos son vehículos del lenguaje y a través de este se expresa el pensamiento; ese pensamiento nuestro, que es producto de la realidad a la vez que impulsor de nuestras acciones, constituyentes de dicha realidad.
Aunque la cultura dominante intente presentar los conceptos como algo estático y fijo -lo que es, es-, lo cierto es que los conceptos tan sólo intentan abarcar el significado de las relaciones sociales; tarea difícil, ya que son dinámicas y se van transformando en el devenir del tiempo, -lo que es no sólo es, sino que también viene siendo-

Conceptos centrales en nuestra cultura como lo es el amor, han constituido un verdadero campo de batalla entre diversas maneras de entender, pensar y sentir el mundo. La disputa entre dominación y emancipación atraviesa al amor.

El amor romántico, como construcción configurada socialmente, está atravesado por una ideología hegemónica. Las principales características de la ideología romántica burguesa están asentadas sobre la pareja monogámica, heterosexual, normatizada, entre adultos, orientada a la procreación y bendecida por la Iglesia y el Estado. Este modelo cultural ha sido denunciado por las feministas como uno de los factores que facilita, promueve y sustenta la violencia contra las mujeres en las relaciones de pareja, ejercida con el objetivo de controlar y lograr el poder sobre la relación. A la vez, implica para ellas una renuncia personal, un olvido de sí mismas y una entrega total que potencia comportamientos de dependencia y sumisión.

Alexandra Kollontai, revolucionaria rusa, planteaba que el amor se ha espiritualizado hasta llegar a convertirse en un complejísimo estado emocional. Pudiéndose presentar bajo la forma de pasión, de amistad, de ternura maternal, de inclinación amorosa, de comunidad de ideas, de piedad, de admiración, de costumbre y de cuantas maneras imaginemos. La humanidad ha ido enriqueciendo y diversificando los sentimientos amorosos hasta el punto de que no parece fácil que una sola persona pueda satisfacer la rica y multiforme capacidad de amar que late en cada ser humano. Para Kollontai, esta complejidad de la emoción amorosa junto con la ambigüedad o diversidad de los sentimientos choca frontalmente con el ideal burgués de propiedad y exclusividad. Frente a lo cual propone como opción la unión libre, el amor libre, lo cual implicaría una reforma radical de las relaciones sociales entre hombres y mujeres, trastocando profundamente la moral sexual.

Avanzando en una caracterización del amor libre, Emma Goldman cuestiona la vinculación establecida desde la ideología burguesa entre matrimonio y amor, donde se originan y fortalecen las relaciones de dependencia y parasitismo, sobre todo para las mujeres. “El amor, el más fuerte y más profundo elemento en toda vida, heraldo de la esperanza, de la felicidad, del éxtasis; el amor, transgresor de toda ley, de toda convención; el amor, el más libre, la impronta más poderosa del destino humano”.

Entonces, ¿cómo quieres amar y que te amen?

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